Es tu cuerpo lo que deseo dibujar, no tu ropa.
Natasha Gordon, una agente inmobiliaria, había visto su reputación por los suelos tras el fracaso de uno de sus anuncios publicitarios.
Estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para restaurar su buen nombre. Incluso pedirle a Darius Hadley, un artista muy sexy, que le diera otra oportunidad de vender su antigua mansión.
Pero él era un duro negociador: ¡Natasha, debía posar desnuda para él!
Ella sabía por experiencia que no debía fiarse de los hombres, y mucho menos de uno que le había pedido quedarse sin ropa.
¿Cuál fue la extravagante respuesta de Darius?: “Yo me desnudaré también, si así te sientes más cómoda”.
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